Las carreras de Fórmula1 o MotoGP no serían posibles sin pegatinas.
¿Cómo funciona el Marketing actual en las carreras?

lunes, 14 de enero de 2013

El Dakar es la marca, y el fin.

Cuando se abre el debate de qué marca es más importante entre la Fórmula 1 o Ferrari confieso que tengo dudas. No sabría señalar quién hace grande a quién.
 
Sin embargo con el Dakar no tengo dudas. La marca Dakar está por encima de todo lo que le rodea: pilotos, marcas, recorridos, incluso continentes y países.
 
En el pasado, el conocido París-Dakar arrancaba desde la capital francesa finalizando en Senegal, África. Sin embargo, no siempre fue así. Hubo ocasiones en las que la carrera empezó en Lisboa (Portugal) o terminaba en El Cairo, Egipto o Ciudad del Cabo, en Sudáfrica.

En 2008 por recomendaciones del gobierno Africano, quiénes no podían garantizar la seguridad del evento por amenazas terroristas -información popular-, se decidió trasladar al continente Sudamericano: Argentina, Chile o Perú han albergado ya algunas etapas del Rally Dakar desde entonces.

El Francés Peterhansel lleva diez títulos del Dakar a sus espaldas. Este año más de 300 pilotos tomaron la salida...

¿Con qué coches corren? ¿Cuántos son? ¿Y quiénes corren?

Y yo pregunto, ¿qué más da?

El Dakar es la carrera popular de coches y motos más dura del mundo. Ella en sí misma, su paisaje, su exclusividad, su dureza, su historia, sus valores, la hacen única. Por eso es deseada por quien se inscribe como piloto y por el aficionado que con admiración seguimos sus pasos.

Casi cada año se cobra alguna vida y no nos extraña a la mayoría, que como una mala costumbre, efectivamente, nos hemos malacostumbrado.

El Dakar es pasión, es un reto. Es llegar a la meta tras un esfuerzo inhumano. Muchos van con el único objetivo de luchar contra ellos mismos, superarse, cumplir un sueño. Y esto cualquiera puede lograrlo. ¿Qué otra competición de coches o motos te da estos valores que no sea una prueba similar tipo Africa Race?

La rivalidad de ganar y pasar a la historia popular se la juegan unos pocos, los que con más presupuesto se presentan.

Allí en mitad del desierto no hay Marketing. Es la prueba, junto a sus dunas -independientemente del continente-, junto con el esfuerzo -independientemente de su nacionalidad o presupuesto-, es el conjunto de todo lo que le hace brillar cada año. Que el propio Dakar sea la marca, y el fin.

Para mí no hay competición igual. Aquí todos ganan, incluso sus víctimas, que fueron vencedores mientras cumplían su sueño.

Esta primera entrada del 2013 va por Thomas Bourgin (1987-2013) D.E.P.

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